Aunque son muy poco conocidos, debido a la vergüenza que genera esta materia, en Chile existen varios casos de hombres a los que perder la virginidad les resulta una tarea similar a bailar merengue o a terminar un crucigrama de un diario escrito en chino: algo imposible de lograr.
Eso es precisamente lo que deben experimentar hombres vírgenes que se enamoran de mujeres con vaginismo; un problema tanto físico como sicológico que afecta a sus parejas mujeres y que las hace sentirse tan nerviosas en la primera vez, que su cuerpo no permite que el hombre consiga la penetración.
“En palabras simples, el vaginismo hace que la mujer inconscientemente apriete los músculos de la vagina y esta queda tan cerrada, que no hay forma de penetrar. Entonces, aunque el hombre lo intente, se va encontrar con una pared que no va a dejar pasar nada”, detalla la doctora Odette Freundlich, kinesióloga especialista en disfunciones sexuales y directora del Centro Miintimidad.
La especialista, que también trabaja en la Clínica Las Condes, descarta de plano que este problema sea una rareza, pues cuenta que le ha tocado conocer al menos 1.160 casos durante toda su carrera.
Explicaciones
«La mayoría de las mujeres que sufren vaginismo son aquellas que, desde niñas, vieron con malos ojos al sexo, lo veían como algo sucio o vergonzoso» aventura la especialista. Y agrega cifras en donde incluye la religión.
«Hicimos un estudio, hace tiempo, en 4 universidades: dos eran laicas y dos eran más conservadoras o religiosas. El promedio de las consultas por vaginismo en las no religiosas era de un 11%, mientras que en las otras, aumentaban a un 19%».
Otras de las razones es tomar la decisión de llegar virgen al matrimonio y, recién en la noche de bodas, notar que se sufre de vaginismo.
“Estos son los casos en los que ellos sí desean tener sexo, pero como su pareja tiene este problema, terminan sin hacerlo. Y esos hombres que llegaron vírgenes hasta el matrimonio están enamorados de sus parejas, por algo se casaron, entonces no van a engañarlas si acaban de comprometerse para toda la vida”, dice Freundlich.
Vergüenza
Para la doctora, el vaginismo no es un problema exclusivo de las mujeres, sino que de ambos miembros de la pareja. No obstante, reconoce que ellos deben lidiar con una presión social mucho más fuerte al mantenerse vírgenes, pues los hombres suelen hablar de sexo cuando están en fiestas, en reuniones de grupo o incluso, en lugares tan comunes como el camarín de un gimnasio.
“Los hombres vírgenes tienen la tendencia a esconder su situación porque sienten mucha vergüenza. Además es muy común que un amigo comente sus experiencias sexuales entre los amigos y ellos, al ser castos, no tengan nada que contar”, dice.
Casi virgen a los 50
A veces, la vergüenza llega a tal extremo en algunos hombres que ni siquiera buscan ayuda profesional. “Entre mis pacientes tengo un caso de una pareja que lleva 26 años de casados, pero que nunca han consumado el matrimonio”.
También comenta el caso de un hombre que tiene sobre los 55 años y que nunca ha tenido sexo vaginal con su esposa. “En este caso, el hombre sí tuvo una experiencia previa. Aquí la persona que se mantiene virgen es ella. Él está enamorado de su pareja y por eso no ha tenido sexo con nadie más fuera de ese matrimonio”, confirma.
En estos casos, explica la doctora, la mayoría opta por otras formas de expresar su amor. «Prefieren el sexo oral, la masturbación u otras maneras de intimar», recalca.
«Pero también hay casos de hombres con más de 35 años que son totalmente vírgenes, que nunca, jamás han intimado», agrega.
Soluciones
Pese a que el problema suena terrible, la doctora Odette Freundlich, dice que «los casos se resuelven en un 100%». Esto se explica porque para obtener una salida exitosa, las tareas a realizar son fáciles de implementar.
«Lo importante es que consulten; que no se queden callados. Al acercarse a los especialistas, se realiza un trabajo multidisciplinario, que incluye a un experto en disfunciones sexuales, un sicólogo y un médico tratante, que puede ser un ginecólogo o un urólogo».
Este equipo les enseña a la pareja técnicas de la relajación de la vulva, formas de acercamiento a la zona genital, masajes internos a la vagina y, en las últimas sesiones, se utilizan dilatadores para evitar la contracción de la musculatura. La especialista cuenta que al final de esas sesiones, la pareja ya está preparada para tener sexo.
De hecho, tanta es la confianza que tiene en sí misma, que dice que no importa la complejidad del caso, siempre hay manera de solucionarlo. “A mí me han tocado casos difíciles de creer, como por ejemplo, una pareja de casados vírgenes donde ninguno de los dos conocía la anatomía ni del pene ni de la vagina. Ellos me contaron que no tenían idea por dónde hacer el amor. En esa oportunidad, tuve que dictar clases sobre el cuerpo masculino y el femenino y en la última sesión, les di instrucciones muy claras sobre cómo tener sexo”.
¿Y consuman el matrimonio después del tratamiento?
«Sí y en reiteradas ocasiones», responde Odette. «Al cabo de dos semanas se hace una consulta para conocer los resultados y en todos los casos, son exitosos. Al mes también se hace un seguimiento y ahí la pareja ya tiene una vida sexual normal», afirma con orgullo.
Odette Freundlich es Directora de Centro Miintimidad www.miintimidad.cl @miintimidad
Fuente: Este artículo fue publicado por Publimetro.