Son millones las mujeres alrededor del mundo que toleran diariamente los abusos por parte de sus parejas, muchas ni se atreven a verlo de esa manera, lo dejan pasar bajo la denominación de «problemas de comunicación» o simplemente «problemitas pasajeros». De hecho suelen llegar a pensar que es su culpa, pero ¡NO!. Es hora de despertar y abrir los ojos.
La violencia no siempre suele ser física, por lo general comienza siendo emocional y psicológica, e incluso sexual, a lo largo del tiempo terminaría siendo física si no lo detienes a tiempo. Aquí encontrarás la manera de saber si tu relación es abusiva; estas siete señales te ayudarán a detectar la amenaza.
1. Intenta controlar tu tiempo y tus necesidades
Las parejas abusivas son las que suelen limitar tu libertad, toman las decisiones por ti autoritariamente, y tienen el poder de doblegarte sin necesidad de agredirte.
2. Te critica constantemente
Los abusivos critican todo lo que haces, lo que piensas, y lo que crees, también disfrutan echando en cara las imperfecciones de tu cuerpo, cuestionan tu look, lo que cocinas, y sobre todo a tus amigos.
3. Son volubles y volátiles
Estas personas son bastante impredecibles, y tienden a ´explotar´ fácilmente, si sientes que no estas segura con lo que hará tu pareja después, es un mal indicio.
4. Te culpa de su actitud abusiva
Para todo tienen una excusa y un responsable, pero jamás es responsabilidad de ellos, debes estar alerta y reconocer que no tienes culpa en ello.
5. Te aplica «la ley del hielo»
Este método es utilizado frecuentemente por los abusivos cuando creen que deben ´castigar´ a su pareja por algún hecho desagradable a sus ojos.
6. Limita tu acceso al dinero
Si tu pareja intenta limitar tus acciones a través del dinero, incluso el teléfono, el coche o la computadora debes saber, estimada amiga, que estás sufriendo de abusos.
7.Se disculpa constantemente despúes de lo que hace y jura que va a cambiar
¡Mentira! esta es la fase más delicada de todas, pues no te dejará ir, él te retiene con falsas promesas hasta que te sientas segura, y justo luego, lo vuelve hacer. Es allí donde debes ¡correr!