Los lácteos son una excelente fuente de calcio, pero también de proteínas, fósforo, potasio y magnesio. Los niños, sobre todo después de la actividad física, deberían consumirlos descremados y sin azúcar, ya que son una excelente fuente de hidratación.
La disputa de si la leche es buena o mala para el ser humano ha tomado más fuerza durante el último tiempo, donde incluso se ha relacionado el consumo de ésta con el origen de graves enfermedades como el cáncer, obesidad y diabetes. Lo cierto, es que no hay ninguna evidencia científica que avale estos mitos y la mayoría de los pediatras coinciden en que es fundamental para el crecimiento y desarrollo de los niños.
Según la guía alimentaria del 2013 para la población adulta chilena, las personas deberían consumir en promedio tres lácteos diarios, bajos en grasa y sin azúcar; mientras que los adolescentes, cuatro unidades al día.
“La recomendación de las guías del Ministerio de Salud es que todos consumamos productos lácteos descremados, excepto los niños entre uno y dos años, que deben ser semidescremados”, precisó la pediatra nutrióloga de Fundación Banmédica, Jessie Niklitschek.
Otro de los temas que giran en torno a la leche es la conocida “intolerancia a la lactosa”, la cual no debería ser un pretexto para no consumirla, ya que dependiendo del grado de rechazo, hay alimentos alternativos.
“Todos los productos lácteos como la leche cultivada, yogurt, requesón y ricota tienen un porcentaje de lactosa menor que el de la leche líquida. Cuando la intolerancia es parcial, se pueden preferir estos alimentos”, aseguró la especialista.
Respecto al valor nutricional de la leche sin lactosa, la nutrióloga aclaró que el calcio es el componente más importante y éste se encuentra en igual cantidad en la leche sin lactosa.
“La leche también es una excelente fuente de proteínas, fósforo, potasio y magnesio. Los niños deportistas, después de la actividad física, deberían consumir lácteos descremados sin azúcar ya que, son una excelente fuente de hidratación y de potasio”, dijo Niklitschek.
Si bien, hay quienes buscan reemplazar el consumo de leche con alimentos como los frutos secos, pescados, verduras frescas y algunas legumbres, la nutrióloga explicó que “en nuestra población el consumo de estos productos está muy por debajo de la recomendación nacional y por lo tanto es difícil lograr los requerimientos de calcio sin lácteos en la dieta”.
“Mamá no me gusta la leche”
Según la pediatra, a la mayoría de los niños les gusta la leche, el problema es que muchas veces los padres la ofrecen de la misma manera y no salen de la típica “taza de leche caliente”, ya que algunos creen que si se les sirve fría les producirá diarrea o dolor abdominal.
“La leche cultivada, el yogurt o un batido de leche con fruta son excelentes alternativas a la leche habitual. El queso fresco y quesillo también ayudan”, comentó Niklitschek.
Asimismo, comentó que no es necesario enseñar a los niños a tomar leche, ya que al nacer la consumen en forma natural de sus madres y luego se les va reemplazando y adaptando según los tramos de edades.
“El niño aprende por modelos. He tenido padres consultando por qué el niño se niega a tomar leche, pero nadie más en la casa lo hace”, recalcó la nutrióloga.
Además, comentó que los niños en edad preescolar diariamente manifiestan apetencias intermitentes respecto a lo que desean comer, pero eso no significa que si un día no quiere leche, a la otra semana sucederá lo mismo. “Si yo lo fuerzo y le exijo puede ser contraproducente, lo que no debo hacer es no ofrecer el alimento nunca más, solo porque lo rechazó una vez”, recomendó la especialista.