¿Te gusta ser algo traviesa y experimentar situaciones nuevas con tu pareja? Bueno está de más decir que uno de los lugares donde más fantaseamos es hacerlo en el mar o en la alberca, pero ¿has pensado las consecuencias que esta experiencia sexual te puede traer?
Para los que estén pensando en tener sexo desenfrenado en la playa, piscina o río sepan que no todo son buenas noticias. Y es que practicar el coito en el agua puede ser algo divertido y atrevido para tener una buena experiencia sexual pero, a su vez, tiene varios inconvenientes. ¿Sabes cuáles son?
Dicen los expertos que el agua tiene una connotación erótica que, para algunas personas, es motivo de inspiración de muchos de sus deseos, sobre todo en el verano. Dejar volar la imaginación dentro de una piscina privada o frente al mar es fantástico, siempre y cuando sepamos algunas peculiaridades de esta práctica sexual.
El agua elimina el lubricante natural de la vagina. La fricción de la penetración puede generar dolor e incomodidad, tanto durante el coito como después de este. La vulva se puede irritar gravemente. A su vez, la falta de lubricación aumenta la presión y el roce, y con ello la posibilidad de romperse el preservativo. Si esto ocurre, lo que viene a continuación ya lo sabes, puedes contagiarte de alguna enfermedad de transmisión sexual o la posibilidad de tener un embarazo.
Tener sexo en lugares públicos es un delito. La ley prohíbe mantener relaciones en sitios públicos. Si la pasión estalla en mitad de la gente, puede ser que la velada pasional se selle pasando por comisaría hasta las tantas de la madrugada.
La arena puede dañar la vagina de la mujer. El roce de la arena puede provocar dolor en la zona íntima de la mujer. Por ello, hay que tener cuidado para que durante el coito no se metan los granos de arena.
Los animales del mar pueden colarse en el bañador. En el agua proliferan todo tipo de organismos que pueden meterse en los genitales y provocar algún susto. Es mejor subir la temperatura dentro del agua, pero luego mantener sexo fuera. La satisfacción será la misma y el riesgo será menor.
El agua envuelve y nos produce cierta sensación de placer, hace que seamos más ligeros, más livianos y esto hace que sea más atractivo desde el punto de vista erótico. Además, en verano el sol favorece el aumento del deseo sexual y genera en el varón el aumento de la testosterona y en la mujer también, esta es una de las razones que hacen que apetezca este tipo de relaciones.
Ahora que conoces los contras y los problemas que puede acarrearte esta situación sexual, lo mejor será mantener el juego en el agua pero culminar la diversión fuera de ella. Divertirse y cuidarse no son situaciones peleadas, las travesuras siempre encontraran su camino.