En verano salimos más y aumentan las posibilidades de conocer gente nueva en un ámbito lúdico, donde no hay estrés. Además, llevamos menos ropa, por lo que el deseo sexual aumenta gracias al sentido de la vista.
Es un hecho: llevar menos ropa encima dejando a la vista partes del cuerpo que durante todo el año han estado escondidas hace que los estímulos visuales se disparen intensificándose el erotismo y la pasión. Pero, ¿qué factor añadido nos predispone a querer más sexo en verano? Según los expertos, las horas de luz. Días más largos = más sexo.
Siguiendo todo este razonamiento, es lógico pensar que las consultas sexológicas aumenten cuando llega la primavera, a pesar de que dicen que «la primavera la sangre altera», es en verano cuando realmente el biorritmo de las personas cambia debido a diferentes factores externos (como el calor o las horas de luz), e internos (como la disminución del estrés o el aumento de las llamadas «hormonas del placer»). Pero ¿por qué ocurren todos estos cambios y qué tienen que ver con tener más ganas de practicar sexo?
Por una parte, el sol activa la producción de oxitocina (la hormona del placer) a través de las células de la piel. La luz, a su vez, estimula la hipófisis, liberando otras hormonas sexuales como la testosterona, que en el caso de los hombres mejora su virilidad, garantiza mejores erecciones y aumenta el deseo sexual. El calor hace que sudemos, y al sudar nos convertimos en una fuente de feromonas que influyen en el deseo sexual de otras personas.
Sexo con libertad
Si hay un elemento indispensable para que se produzcan las relaciones sexuales y además sean placenteras es la libertad. Libertad en todos los sentidos: de horarios, de trabajo, de agenda…Los ‘polvos rápidos’ pasan a mejor vida durante el verano, ya que al día siguiente no hay que madrugar.
Hay que tener en cuenta que esta libertad también hace que salgamos más y esto aumenta nuestras posibilidades de conocer gente nueva e interesante con la que queramos tener la libertad de divertirnos, pero ojo, recuerda que todo tiene sus consecuencias.
Embarazos. Todos los factores anteriores hacen que en verano estemos un 75% más predispuestos a tener sexo. Las parejas triplican sus encuentros sexuales, al igual que los hombres solteros. Sin embargo, las mujeres solteras solo lo duplican.
Además, después de diversos estudios sobre índice de natalidad se demuestra que en los meses comprendidos entre enero y mayo nacen más niños. ¡Ya sabes! Si te vas de vacaciones y no quieres ser papá (o mamá) mete condones en tu maleta. ¡El complemento ideal junto con tu crema solar!