En su mayoría, por no decir todas, tememos a los cambios bruscos, a la toma de algunas decisiones que podrían transformar totalmente nuestro entorno o que nos hacen salir de nuestra zona de confort, sin embargo no existe nada más gratificante que arriesgarte por cumplir un sueño y finalmente lograrlo, pero si esto no pasa, surge la interrogante ¿qué hacer si me equivoco?, aquí te damos varias opciones para que pierdas el miedo:
- Aprende de los errores: Los fracasos mejoran el aprendizaje, sobre ti, tus capacidades, habilidades, fortalezas y debilidades, incluso las de tu entorno, permitiéndote hacer ajustes que eviten que vuelvas a cometer el mismo error. Por ejemplo, que no entregues un trabajo a tiempo, te enseñará a organizarte mejor y programar tus tiempos para lograr cumplir con tus funciones a tiempo.
- Te darás cuenta que errar no es el fin del mundo: Si quisiste abrir un negocio propio, hacer de tu hobbie una profesión o no pudiste graduarte porque la carga era muy grande, cualquiera sea el escenario te darás cuenta que no todo se derrumbó, por el contrario pudiste levantarte e incluso pensar en volver a intentar algo así no será tan intimidante.
- Cambiará tu perspectiva: Al no lograr tener éxito en el plan A, te verás en la obligación de crear y trabajar en función de un plan B, que involucrará nuevas ideas, otras opciones que posiblemente sean más placenteras y mejores para lo que quieres lograr como persona.
- Saborear el triunfo: Cuando finalmente logras el éxito tras tantos tropiezos, lo disfrutas mucho más y la satisfacción será mayor, pues te sentirás plena, realizada y que has crecido como mujer. Dicen que una batalla duramente ganada habla más de ti que cuando el éxito llega fácil, por lo tanto saber que pudiste alcanzarlo pese al miedo, los obstáculos y demás agentes, será un incentivo a tu fortaleza y a seguir adelante.
Publicidad