- En el Día Mundial del Perro, una psicóloga explica cómo estos animales domésticos pueden ser un gran aporte para el desarrollo intelectual y afectivo de niños y adultos mayores.
Hoy 21 de julio se celebra el Día Mundial del Perro, ocasión especial para homenajear al “mejor amigo del hombre” por los múltiples beneficios que trae al tenerlo como mascota. En la actualidad son muchas las personas que conviven con canes en el día a día, y aseguran que la especie ayuda en múltiples aspectos de la vida, sobre a los niños pequeños.
“El cuidar una mascota aporta en el desarrollo del niño en términos de poder cuidar a un ser vivo más frágil, lo que va generando en el pequeño una empatía hacia otro. Desde lo afectivo, cuando un niño crece con una mascota se le está enseñando a proteger al más débil. El que un niño sea estimulado constantemente, como es el estar pendiente de una mascota, aporta a su desarrollo cognitivo. Además, un perro significa una compañía para el menor, porque el can juega con él”, señala Sandra Inostroza, secretaria de estudios de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.
La psicóloga señala que se les debe exigir a los niños cumplir con algunas responsabilidades frente al cuidado de sus animales. “La idea de regalarle una mascota a un niño es generar instancias para que él se haga responsable y lo cuide, en términos de darle agua, comida, etc. Que un niño tenga una mascota lo hace una persona más responsable, ya que debe hacerse cargo del perro, lo que depende también de la edad del menor. En definitiva, el que un niño se críe con animales alrededor lo hace más responsable y empático. Desde todo punto de vista, tener un perro es beneficioso”, indica la especialista.
En relación a la edad más adecuada para regalarle un perro a un niño, la psicóloga plantea que podría ser desde el primer año de vida, en la medida en que pueda interactuar perfectamente con el animal. “Hay que tener en cuenta que las mascotas también le enseñan cosas al pequeño, lo estimulan, ya que lo obligan a gatear, a acercarse, a interactuar con otro ser vivo”, precisa Inostroza.
Eso sí, las mascotas no deben ser vistas como herramientas paliativas para un problema ni como juguetes para solucionar dificultades internas de la familia, y menos como un medio para tratar de mejorar el rendimiento escolar. “La mascota no es un instrumento, es un ser vivo. No se debe utilizar como moneda de cambio para que un menor se porte mejor, por ejemplo. Lo ideal es que los padres se sienten a conversar con el niño sobre las responsabilidades que implica tener un animal a cargo y enseñarle que deben cuidarlo muy bien”, explica la académica de la U. del Pacífico.
Sacar a pasear al perro, llevarlo al veterinario y estar pendiente de sus actividades son algunas de las acciones que producen que un grupo familiar se una más y desarrolle una mejor comunicación y convivencia. “Una mascota une a la familia, ya que todos los integrantes del clan pueden sacar a pasear juntos al perro, lo que genera más instancias de interacción para compartir. Es algo que genera una unión en torno al cuidado de un ser vivo”, comenta Inostroza.
Mascotas para disminuir la soledad
Los adultos también se ven beneficiados al tener una mascota, ya que valoran la incondicionalidad del perro y se sienten acompañados por ellos en espacios de soledad y desesperanza. “El tener un perro representa una tremenda compañía para un adulto mayor y, al igual que para el niño, también representa responsabilidades. Es decir, tienen que cuidar a otro, ya que los hijos y nietos probablemente no están en el día a día. Hay una obligación de estar cuidando al perro, de ‘tener algo que hacer’ que los mantiene activos. Además, al sacarlo a pasear y comprarle su alimento, se evita el sedentarismo en los ancianos”, apunta la experta.
“Una parte relevante es el apoyo a nivel anímico que brindan las mascotas a los adultos mayores. Los hace sentirse acompañados y que le importan a alguien; les brindan alegrías que los alejan del fantasma de la depresión y la soledad. Es más, se ha visto que muchas veces disminuyen las quejas somáticas de los adultos mayores al tener una mascota. En la práctica, el anciano no tendrá mucho tiempo de preocuparse o de quejarse de sus dolores si su perro le está pidiendo salir a pasear”, complementa la psicóloga.
Adicionalmente, las mascotas son de gran apoyo en los ancianos e incluso cumplen funciones de seguridad. “Los perros tienen muy desarrollado el sentido de la audición, por lo que alertan de cualquier movimiento o suceso extraño al parar las orejas, al ladrar, o llevar al amo a un lugar específico por algún motivo. Hay algunas razas de perros que además de entregar compañía, dan protección a sus dueños”, concluye Sandra Inostroza, secretaria de estudios de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.