En estos días, si salimos a las calles nos podemos dar cuenta que hay más personas tristes que personas riéndose. ¿Esto es normal o sólo es una casualidad?
Actualmente vivimos en un mundo competitivo, donde todos los días ponemos nuestra energía en hacer las cosas bien y en tratar de sobresalir en relación a los otros. Constantemente estamos buscando sentirnos bien, pero no logramos darnos cuenta que el sentirse bien es desde adentro, y no desde afuera.
¿De quién depende la felicidad?
Tenemos internalizado que el que más tiene es más feliz. Pensamos que la persona que tiene poder es capaz de cumplir todos sus sueños, pero ¿esto es real? El poder ¿tiene que ver con la felicidad?
Tendemos a correr contra el reloj y, a pesar de eso, siempre vamos atrasados. Pensamos mil cosas a la vez, en vez de ocuparnos de una sola en su plenitud. Volamos de la casa al trabajo, del trabajo al supermercado, del supermercado a pagar cuentas y de pagar cuentas a la casa, y es así como se van pasando los días, los meses y los años. Nuestras revoluciones siempre están al cien y nos olvidamos que a veces es necesario detenernos para poder avanzar de una mejor manera.
La felicidad es la esencia de la vida, es lo que buscamos todos, pero pocos la encuentran, ya que es más fácil quejarse que agradecer. La felicidad no es placer, es integridad. Cuando todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en nosotros, cuando confiamos en nosotros y cuando logramos el equilibrio perfecto entre el sentir, pensar y actuar de una misma manera.
¡Estamos siendo seres egoístas y sólo depende de ti cambiar esto!
«Hoy te quiero enseñar que el caminar de la mano con la persona que uno quiere te puede hacer más feliz que tener el auto último modelo estacionado afuera de tu casa. Que la sonrisa de tu hijo cuando llegas es mucho más importante que comprarle ropa todos los meses. Que pasar ratos sólo contigo misma es necesario, porque te recuerda quién eres y qué es lo que quieres», dice la psicóloga Trinidad Gallego Coll.
Muchas veces en la vida, sentimos que nos hemos perdido, pero el perderse es parte del proceso de aprender, y cuando uno aprende, valora otras cosas que antes no eran importantes. Dejemos de preocuparnos de las cosas que no tenemos, ocupémonos de lo que sí tenemos y aprovechemos eso en su máxima plenitud. Basta de mirar hacia el lado, eso no sirve de nada, miremos hacia adentro y démonos cuenta de qué es lo que hay en nuestro interior…
La felicidad no depende de nadie más que de ti. Nunca es tarde para abrir los ojos y empezar no sólo a observar, sino que también a mirar.
Escrito por la psicóloga Trinidad Gallego Coll para BellezayAlma.com