Pues créanlo o no, ahora la culpa la tiene la genética. Así es, porque varios estudios tanto en Inglaterra, Suecia, Estado Unidos y en nuestro país, han descifrado que dentro del código de ADN se encuentra la causante de que hombres y mujeres sean infieles a sus parejas.
Un grupo de científicos determinó que el 23% de las mujeres son infieles a sus parejas, mientras los hombres llevan la delantera con un 72%. En la actualidad la teoría de la genética está pegando con fuerza. Ya no se habla de que los hombres engañan más, sino que el factor “infiel” estaría directamente relacionado no con el sexo, sino que con la hormona vasopresina.
Pero esto no es todo, el estudio realizado por Tim Spector, de la Universidad de Investigación del St. Thomas’s Hospital de Londres, demuestra que tanto el factor genético, la crianza y las relaciones sociales son las responsables de este tipo de comportamiento. Además aclara que la tentación a lo prohibido y la personalidad del individuo serán detonantes al momento de ser o no infiel.
Ahora bien a la hora de la convivencia dentro de los matrimonios, y de la conducta de los cónyuges ante la infidelidad, el estudio del Instituto sueco de Karolinska, en Estocolmo afirma que dos de cada diez hombres tienen un gen que influye en el cerebro a la hora de ser infieles en sus matrimonios. En este caso, la culpa sería del gen alelo 334, encargado de gestionar la vasopresina.
Según este estudio, los hombres portadores de este gen serían propensos a experimentar conflictos en la relación, y probablemente llegar al divorcio. Este descubrimiento provocó hace algunos años el debate sobre si se debería usar la genética, para evitar conflictos futuros en el matrimonio.
No se trata de estigmatizar a los hombres con doble alelo de que estén menos capacitados para el amor, sino que ésta sería una limitación más bien social. Además no significaría estar predestinado a fracasar en una relación amorosa, pero sí a tener una mayor probabilidad ante el resto de que esto suceda.