El empoderamiento, en el ámbito del crecimiento personal, representa la capacidad que tenemos de tomar las riendas de nuestra vida. Es en cierto sentido, la antítesis de la víctima, porque al estar empoderados no sentimos la necesidad de culpar a otros por nuestros actos. Por ejemplo, se acaban las frases como: “me dijeron que no podía”, “me hicieron esperar dos horas” y comenzamos a darnos cuenta de que todas esas situaciones recaen en nuestra propia responsabilidad.
El comportamiento de víctima se cultiva desde la infancia, sólo recuerda cuántas veces dijiste “el profesor me puso un rojo”, en lugar de decir “me saqué un rojo”. Delegamos nuestras responsabilidades a otros sin darnos cuenta y por lo mismo no logramos tomar el poder de nuestra propia vida.
Estar empoderado tiene que ver con ser capaz de decidir y tomar el peso de las decisiones que tomamos, porque todo sucede a causa de esas resoluciones. Debemos tener claro que podemos tomar el mando de nuestra existencia y hacer que las cosas nos pasen, porque así quisimos que fuera. Debemos vivir en una actitud de empoderamiento, no de víctima como ha sido hasta ahora.
