La proliferación de productos ilegales en Suramérica para el supuesto cuidado de la piel, pone en alerta a dermatólogos y distribuidoras autorizadas, que ven con preocupación cómo se pone en riesgo la salud de pacientes que son engañados al adquirir mercancías de dudosa procedencia.
Al igual que el resto de los órganos del cuerpo, la piel amerita especial atención. No solo nos vincula con el medio ambiente, convirtiéndose en barrera protectora, sino que también es nuestra carta de presentación frente a los demás.
Garantía
El cuidado de la piel no es negociable. En este sentido, las claves al momento de adquirir cualquier artículo médico o cosmético son: responsabilidad, seguridad, garantía, eficiencia clínica y ausencia de efectos secundarios.
Para la doctora Mara Loyo, médico especialista en dermatología, venereología y dermatología cosmética, lo más importante es la responsabilidad detrás de un producto original.
Se refiere a la calidad de la materia prima utilizada y a la garantía que se tiene sobre las buenas prácticas en los procesos de elaboración y distribución.
“Un laboratorio serio, como por ejemplo es el caso de Galderma, con presencia mundial y que cuida muchísimo su prestigio, garantiza que el producto no propicia el acné, no es alergénico, no tiene conservantes y además, como en el caso de algunos productos Cetaphil, no tienen perfume, porque está dirigido a pieles sensibles”, advierte la especialista.
Productos reconocidos vs ilegales
Al comprar una mercancía ilegal, no se sabe lo que se está aplicando sobre la piel. Probablemente ese producto no tiene los estándares de calidad del original.
“Si fuese así, tendrían su propia marca y un estándar reconocido mundialmente”, advierte la dermatóloga.
Afirma que este tipo de artículos no puede brindar una respuesta clínica ni terapéutica apropiada. Por el contrario, pudiera producir afecciones graves como brotes de acné, alergenicidad o hipersensibilidad. “La persona tendrá que consultar a un dermatólogo”.
Establecimientos avalados
Por su parte Armando Loynaz, vicepresidente y encargado del manejo logístico, operativo y comercial de productos farmacéuticos, explica que cuando se compra un artículo u cosmético en una farmacia o establecimiento debidamente avalado por las autoridades sanitarias, se adquiere un producto con un registro o un permiso sanitario de importación que cumple con una auditoría.
Señala Loynaz que, por ejemplo, al introducir la marca Cetaphil en américa del sur y venderla a través de las grandes cadenas de farmacia, “somos responsables de lo que ese producto pueda ocasionar y debemos cumplir con las normas de fármaco vigilancia.
Por el contrario, un importador de mercancía pirata, ilegal o contrabandeado, no se hace responsable y el paciente no va a tener a quién acudir si llega a verse afectada su salud”.
Al comparar un producto legal contra uno “pirata”, este último excluye totalmente el tema regulatorio, el manejo logístico y la responsabilidad.
Legalidad
Ese proceso de registro cumple con una auditoría a través del Ministerio de Sanidad, lo que significa que se ha presentado la documentación necesaria para su evaluación, incluyendo el certificado de buenas prácticas de manufactura y los certificados de libre venta.
Productos de imitación
Según el vicepresidente de Aropharma, hay muchos productos que no solo son contrabandeados, sino que no cumplen con la normativa de medicamentos para Latinoamérica.
Explica que, en mercados como el estadounidense, se encuentran cremas que vienen en empaques tipo three pack. Los importadores irresponsables compran estos empaques y luego los desmiembran para venderlos individualmente.
“Esas mercancías están diseñadas para cadenas de mayoristas en los Estados Unidos y representan un riesgo porque, por ejemplo, no tienen fecha de vencimiento porque la misma viene en la caja del three pack y no en cada empaque individual”. ¿Cómo saber si es apto para su uso?
Tanto la doctora Loyo como Loynaz, señalan que el público adquiere productos en comercios de renombre, por ejemplo, esperaría que ese establecimiento tuviera productos originales.
Pero no necesariamente es así. “Ante esto, una persona que resulte afectada por un artículo que entró al mercado por vías no convencionales, no puede reclamar a los distribuidores autorizados en el país ni esperar una respuesta de un producto que no es original”.
Recomendaciones para el usuario
Puntualiza la dermatóloga que lo primero es que el paciente compre específicamente lo que dice el récipe médico, evitando cambiar el medicamento sin consultar a su especialista.
“Desde el punto de vista comercial, adquirir el artículo solo en cadenas de farmacias y tiendas especializadas en el cuidado de la piel”, advierte Loynaz. Igualmente, algunos profesionales de la medicina venden los productos debidamente importados por la marca.
“Otro punto es tener sentido común. Si se revisan estas tablas internacionales y el artículo cuesta 15$ y lo están vendiendo a 3$, hay que sospechar; al igual que si eres usuario permanente de la mercancía adquirida y de pronto cambia”.
La recomendación es que, si no se sabe la procedencia del artículo, el paciente debe pensar que pudo haber sido mal manejado o, peor aún, falsificado. “Si lo pones en tu piel, estás teniendo una falsa sensación de seguridad que te puede traer más adelante algún inconveniente.
Si compras legal, estás comprando la certificación de que lo que se te está vendiendo y es lo que realmente está en el empaque”, concluye Loynaz.