El estrés puede manifestarse en muchas formas; provoca cansancio (psicológico y físico) y mal humor, pero más que eso puede afectarte físicamente. Tu cuerpo tiene relación directa con tu mente y si esta última presenta algún desequilibrio tu anatomía lo mostrará sin dudarlo. Son señales de alerta a las que debemos prestar atención para que nuestro cuadro de estrés no se agrave.
Algunos cambios físicos a causa del estrés son:
Acné
La sobreproducción de cortisol ocasiona brotes de acné debido a la piel grasa que genera y además interfiere con la capacidad del cuerpo de regular la inflamación.
Deshidratación
El estrés interfiere con la capacidad de la piel para retener la humectación. Si tu piel se ve seca a menudo cuando estás muy ocupada con asuntos de trabajo, lo mejor es que cambies a una crema que contenga humectantes derivados de plantas como el ácido hialurónico.
Arrugas
La hormona cortisol ocasiona que los niveles de azúcar en sangre se disparen, lo que posibilita que se forme piel suelta y arrugas profundas.
Menos colágeno
El estrés y el aumento de los niveles de epinefrina, otra hormona del estrés aparte del cortisol, ocasionan que se contraigan los vasos sanguíneos, reduciendo el flujo de oxígeno y nutrientes necesarios para la fabricación de colágeno.