Dietas de cuidado

Las personas que comienzan una dieta excesivamente restrictiva con el objeto de perder peso deben saber que es probable que no solucionen su problema, sino que incluso lo agraven. Los expertos señalan que las dietas enseñan al cuerpo a adaptarse a la escasez de nutrientes y también a asimilarlos al máximo cuando se vuelve a comer. Por tanto, el organismo se hace cada vez más resistente a las estrategias para perder algunos kilos de forma acelerada. Además, este tipo de regímenes multiplican las probabilidades de sufrir deficiencias nutricionales e importantes trastornos, desde depresión hasta alteraciones en el hígado, riñones y corazón.

Las menos indicadas
Cada año surgen nuevas dietas adelgazantes que prometen resultados rápidos y sin esfuerzo. Basta buscar en la red para darse cuenta de la gran oferta. Por supuesto, dentro de esa gama hay algunas que, según los nutricionistas, encierran riesgos para la salud. ¿Los motivos? Son excesivamente restrictivas y se caracterizan por ser muy agresivas, prometiendo perder mucho peso en poco tiempo. Algunas de ellas utilizan remedios milagrosos o se basan en el consumo excesivo de un producto. A continuación cuatro de ellas:

Monodietas: Son planes que basan la alimentación en un solo nutriente, tales como, limón, manzana, uva, piña, arroz integral, etcétera. Según los expertos, se trata de propuestas desequilibradas que no aportan las cantidades necesarias de nutrientes y pueden conllevar peligros nutricionales. La nutricionista Ana María Torrella, ([email protected]) explica que el peligro depende del tiempo que se siga, «si se hace un día a la semana para depurar el organismo, no hay ningún problema (e incluso puede ser beneficioso), pero si se sigue varios días pueden aparecer carencias nutricionales graves».

Otro de los inconvenientes de las monodietas –apunta la especialista- es que son monótonas y no ayudan a formar buenos hábitos de alimentación. Provocan una sensación de hambre que resulta angustiosa para quien las realiza y acaba estimulando la ingesta excesiva de alimentos; lo que lleva nuevamente a la ganancia de peso o efecto yo-yo.

500 calorías: Es otra de las llamadas dietas milagro que abundan en la red; consiste en hacer un par de días de ayuno a la semana con una ingesta máxima de 500 calorías. Torrella insiste en que ninguna dieta debería ser inferior a las 800 calorías diarias, ya que una ingesta menor podría tener graves consecuencias para la salud: anemia, osteoporosis, falta de vitalidad, fatiga muscular, desórdenes alimenticios, ansiedad, etcétera.

Los zumos multivitamínicos o smoothies: Se trata de un tipo de dieta basada en bebidas, compuestas principalmente por frutas, vegetales, vitaminas y minerales, pero que no contienen proteínas y grasas, por lo que es un planteamiento incompleto e insostenible en el tiempo, con riesgos de perder masa muscular y provocar una hipervitaminosis.

«Los preparados multivitamínicos no son un comida líquida para adelgazar ni cumplen con los requerimientos nutricionales y proteicos de una comida principal», afirma Rubén Bravo, naturópata experto en Nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, en el portal de la institución (www.stopalaobesidad.com). Además, al ingerir la fruta y verdura trituradas se omite la masticación y la insalivación, una parte del proceso digestivo que puede influir en el efecto de saciedad y acentuar la sensación de hambre. Por tanto, los expertos recomiendan que este tipo de dieta no debe exceder nunca las 48 horas y no con el objetivo de adelgazar; sino como una forma de depurar el cuerpo.

Cero carbohidratos: Esta dieta, que ha cobrado especial fuerza en Estados Unidos, de la mano de celebrities como Gwyneth Paltrow o Miley Cyrus, limita la ingesta de hidratos de carbono (cereales, legumbres, vegetales y fruta), principal fuente de energía. Como consecuencia, «obliga al organismo, que no dispone de glucosa suficiente en la sangre, a agotar las reservas de glucógeno en hígado y músculo», explica Torrella. Es entonces cuando, por falta de opción, se empieza a utilizar la grasa como combustible transformada en cuerpos cetónicos.

«Seguir esta dieta puede provocar a corto plazo mareo y dolor de cabeza, estreñimiento severo por la carencia de fibra. A largo plazo, las consecuencias pueden ser aún más perjudiciales: desde pérdidas de calcio a nivel renal por el exceso de proteína, a pérdida de masa muscular, pasando por arritmias cardiacas», concluye la experta.

Una dieta debe aportar los nutrientes necesarios sin que se pierdan elementos esenciales como agua o masa muscular, y mantener la pérdida de peso en el tiempo. Para ello, los nutricionistas coinciden en que lo esencial es controlar el ritmo de lo que se ingiere, individualizar la propuesta y disponer de otras opciones alimenticias en momentos puntuales.

Publicidad