Las matronas y los gineco-obstetras están entrenados en el diagnóstico y tratamiento de la disfunción sexual femenina (DSF). Sin embargo, no todos los problemas sexuales son disfunciones. Por ejemplo, el estímulo inadecuado o una pareja impaciente no se consideran disfunción sexual.
Una vez que la razón fundamental es descubierta, existe gran probabilidad de erradicar el problema. Lo más probable es que el médico haga el diagnóstico basándose en los síntomas, la historia sexual y la historia clínica de la paciente.
Aunque sea difícil hablar con un médico acerca de relaciones íntimas, es mejor que seas sincera. La sexualidad sana es fundamental en la vida de la mujer, sobre todo tomando en cuenta que la DSF a menudo puede ser tratada exitosamente. Quizás el paso más importante al tratar la DSF es comunicárselo abiertamente a tu pareja.
El tratamiento básico para DSF puede incluir:
- Tratamiento Médico. Incluyendo el manejo de enfermedades crónicas (por ejemplo, la diabetes). Si la causa fundamental de la disfunción sexual es el tratamiento, entonces debe primar el tratamiento de la enfermedad (por ejemplo, la cirugía para la endometriosis).
- La Educación. Esto se refiere a la información adquirida acerca del cuerpo, las señales y los receptores sexuales, cambios esperados en la sexualidad durante y después del embarazo y durante la menopausia.
- Terapia Psicológica (por ejemplo, la psicoterapia)
- Terapia con un sexólogo.
- Recuerda que la disfunción sexual solo es un problema si te molesta. Si no te molesta, no hay necesidad de que te sometas a un tratamiento.
- Busca asesoramiento psicológico.
- Usa lubricante.
- Prueba con un dispositivo.
A veces, el médico puede recetar testosterona, que es una hormona masculina. En muchos casos esto aumentará el deseo sexual, pero hay efectos secundarios que una mujer puede encontrar intolerable, como el crecimiento de pelo facial, el aumento de peso o el acné.