La técnica del cupping aunque es una práctica con miles de años de antigüedad en la cultura egipcia, Africana, así como en países de Asia y Europa, últimamente ha ganado receptividad en el resto del mundo, pues proporciona bienestar y contribuye a mejorar la circulación, aliviar dolores y sacar toxinas del tejido del cuerpo, ofreciendo una sensación de satisfacción plena al individuo.
Esta terapia es completamente sencilla y consiste en la utilización de jarras especiales de vidrio, bambú o plástico que son colocadas en la piel del paciente para crear succión. Tradicionalmente esto fue hecho con fuego, pero en la versión más moderna, utiliza una bomba manual para crear un vacío dentro de la copa o ventosa y esto causa que el tejido subyacente sea succionado en parte dentro de la copa, que depende mucho de la cantidad de succión usada.
El paciente probablemente sentirá una sensación de apretamiento en el área de la copa; frecuentemente luego se siente bien y se relajan los músculos adoloridos. Si es demasiado apretado, dejéselo saber al que lo hace, de modo que pueda ajustar la cantidad de succión a su confort. Luego de ser removidas las ventosas, todos los pacientes hablarán sobre una sensación de relajación de la tensión y opresión.
Es importante destacar que la terapia de cupping no es para mujeres embarazadas ni para pacientes que sangran fácilmente y/o no detienen de sangrar. Además, las copas no deben ser aplicadas en áreas del cuerpo con ulceras de la piel, edema, infección o grandes vasos sanguíneos.
Frecuentemente se obtienen buenos resultados con pacientes que sufren de síndrome de fatiga crónica, gripe, resfriados, tos, alergias, dolor muscular, fiebres, congestión bronquial, artritis y ansiedad, es por ello que es fácil de entender el por qué el cupping ha durado por siglos y ahora está captando más adeptos por todo el mundo.