Después de que se termina la acción lo ideal sería quedarse abrazados conversando de los dos, con una luz tenue en el dormitorio y tal vez una música suave. Lamentablemente la realidad no funciona así y generalmente cuando termina el sexo pasa alguna de estas cosas:
a) Se prende el televisor y se acaba con la charla románica
b) Él se da vuelta y se duerme, o se duerme en la posición que haya quedado
c) Hay que correr al baño por algún motivo y se rompe el romanticismo
Tener un final de película es complicado, pero no imposible. En primer lugar, si quieres la música y la luz deberás prepararla desde antes, porque te verías ridícula armonizando todo después de que se acabó el momento más importante.
En segundo lugar, no dejes que prenda el televisor. No te recomiendo que le quites el control remoto de las manos con un gesto de desaprobación, sólo lograrás que su instinto lo haga morderte, o probablemente opte por quedarse dormido. No dejes el jugueteo, quítale el control de las manos y haz como si lo lamieras delicadamente, termina con una sonrisa y recuéstate en su hombro. Estará tan estupefacto que no le importará el canal de deportes.
Ahora, si tienes que correr al baño por el motivo que sea procura volver a acostarte con él. Ve siempre tú primero, así si él también tiene que ir esperará su turno y evitarás que se duerma, y cree que lo hará, es parte de su naturaleza. Científicos de un centro médico francés descubrieron que luego de la eyaculación el cerebro de los hombres suprime el deseo sexual mediante la activación de una hormona, que además propicia el sueño, por tanto, no esperes que sea un príncipe encantador luego de hacer el amor contigo.
Por último y lo más importante es que no seas demasiado melosa. Por unos minutos después del orgasmo el cuerpo de los hombres queda sensible ante cualquier estímulo, por eso les molestan un poco las caricias en exceso. Tal vez sea mejor que se abracen y conversen sin demasiadas caricias (por lo menos para él) y así tendrá más ganas de quedarse despierto que de entregarse a los brazos de Morfeo.
Pon en práctica estos consejos y si tienes los tuyos no dudes en compartirlos.
Fotografía: Carlos Allevato