Cuando no ingerimos la cantidad adecuada de agua, cualquier pequeña pérdida de líquido a través del sudor e incluso de la respiración puede hacer que el cuerpo funcione con menor eficacia y provocar alteraciones en el equilibrio de los minerales que están presentes en nuestro organismo.
La sed, el mareo, el cansancio, la sequedad de boca y labios son sólo algunos de los primeros signos de deshidratación, que podemos combatir bebiendo agua principalmente, pero también existe la posibilidad de tomar té.
“Quizás el más importante beneficio es que el té es una infusión que en una persona sana adulta reemplaza el agua, por lo tanto es muy bien tolerado en aquellas personas que no toman agua. Además es un diurético natural, con propiedades antioxidantes y aporta cero calorías lo que ayuda a las personas en plan de disminución de peso.”, asegura Patricia Torres, nutricionista de Clínica Vespucio.
La ingesta de líquidos diarios dependen de la edad, sexo, actividad física y patologías asociadas que tengan las personas, sin embargo, en términos generales se recomienda beber entre 1.5 litros a 3 litros diarios de agua o té.
Algunos síntomas de deshidratación pueden ser sequedad de las mucosas (sed intensa), apetito, náuseas, falta de fuerza o disminución del rendimiento, fatiga mental y física. Un ejercicio práctico para evidenciar la deshidratación es pellizcar la piel y si queda la marca, estamos deshidratados, debido a que nuestra piel debe notarse fresca y tersa; otra forma de reconocer la deshidratación es a través de nuestra orina con un tono amarillo suave y transparente.
“El té es una bebida rica en antioxidantes por lo que podría ayudar a reducir el riesgo de varios tipos de cáncer, enfermedades del corazón, hipertensión, cálculos renales y cavidades. Además de esto, el té (cuando se consume de bolsita o de las hojas) es libre de calorías y se puede beber caliente o frío endulzándolo con miel de abeja o algún edulcorante”, asegura la nutricionista de Clínica Vespucio.
Propiedades del té y sus beneficios
Té rojo: es ideal para la acción diurética, favoreciendo la eliminación natural de toxinas y evitando la retención de líquidos. Otra de las propiedades que tiene el té rojo es la de ser altamente digestivo. Por las razones formuladas anteriormente, el té rojo para perder peso está más que recomendado. Su acción adelgazante se debe al aceleramiento del metabolismo del hígado, lo que favorece la rápida eliminación de las grasas.
Té verde: se utiliza para mejorar la agilidad mental y el pensamiento. También se usa para perder peso y para el tratamiento de trastornos estomacales, para los vómitos, la diarrea, los dolores de cabeza, la pérdida de masa ósea (osteoporosis) y para los cánceres de tumores sólidos.
Té blanco: se caracteriza por contener un alto porcentaje de antioxidantes y ser beneficioso para la salud. Reduce la absorción de grasa, permitiendo adelgazar. Reduce la síntesis de colesterol malo y disminuye la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Todos estos beneficios que brinda el té blanco, ayudan a reducir enfermedades degenerativas y por ende, a mejorar la calidad de vida.
Té negro: tiene una buena concentración de sustancias químicas que actúan como protectores contra radicales libres, ayudan a combatir el envejecimiento y también los problemas cardiovasculares. Prácticamente no aporta calorías pero sí da sensación de saciedad. Es ideal para reemplazar otras bebidas.
A pesar de que tomar té puede ser una buena alternativa para hidratarse, no todas las personas pueden hacerlo. “El té es una bebida estimulante por lo que está contraindicado para personas con enfermedades digestivas, con ansiedad, insomnio o taquicardias, debido al contenido de cafeína; hipertensión, anemia, porque el té actúa como quelante de hierro y osteoporosis, debido a la aceleración en la excreción de calcio y en embarazadas, ya que la lactancia se vería afectada porque impide la absorción de ácido fólico”, asegura la nutricionista.