Muchas veces has oído sobre mitos o creencias con respecto a lo que se espera de la vida sexual dentro del matrimonio, como por ejemplo que una vez casados la frecuencia con que tengan relaciones ya no importa o que los problemas se resuelven en la cama. Por eso, para esclarecer todas las dudas que puedas tener, los mitos y verdades sobre el sexo en el matrimonio, B&A se dio a la tarea de investigarlos para ti.
A continuación te mostramos una lista de los mitos sexuales del matrimonio y te explicamos cuanto de verdad tienen:
MITO: Cada vez que te acuestes con tu esposa es obligación que llegue al orgasmo.
VERDAD: El orgasmo femenino no es la culminación del acto sexual, por el contrario una mujer puede tener varios orgasmos durante una misma relación y asimismo puede sentir mucho placer aún sin llegar a el.
La clave está en disfrutar del momento, cuando el placer se concentra en el orgasmo se convierte en una búsqueda exhaustiva por conseguir algo que parece alejarse cada vez más.
MITO: Una vez casados, la frecuencia con que se mantienen relaciones sexuales no importa.
VERDAD: La frecuencia SÍ importa, aún cuando no es necesario tener relaciones a diario, sí es importante cuidar que esta área de la relación en el matrimonio esté atendida. Procura darte el tiempo para compartir besos y caricias que los ayuden a generar una intimidad emocional y sexual en cada encuentro amoroso.
MITO: En el matrimonio el sexo es rutinario.
VERDAD: La rutina desgasta, aún cuando estamos llenos de responsabilidades, obligaciones y quehaceres, es importante dedicarle tiempo a nuestros encuentros románticos. Preocúpate de hacerlos divertidos y sensuales, conviértelos en parte de su intimidad, de modo que ofrezcan relajo y no terminen siendo una aburrida obligación.
MITO: Las problemas se solucionan en la cama.
VERDAD: Nada más lejano de la verdad, porque si bien es cierto se acabará la discusión, el problema no se resolverá sino que se tapará para luego resurgir quizás con mayor fuerza, no te decimos que el sexo de reconciliación es malo, pero evita que se convierta en parte de la solución del problema.