La coloración tono sobre tono es efímera porque aporta reflejos y matices pero no cambia el tono de base del cabello, ya que los pigmentos coloreados se superponen a los pigmentos naturales.
No contiene amoniaco, sino agentes oxidantes que penetran en el tronco capilar sin alcanzar el corazón. Se aplica sobre un cabello natural o ya teñido.
Su gracia es que tienen poco efecto sobre la raíz, sobre todo si el tono elegido se parece al color natural, permite cubrir las primeras canas y dura entre 6 a 8 semanas.
También existe la coloración fugaz, cuyos pigmentos colorantes se posan en la superficie del cabello como una pintura. Su acción es completamente efímera, desde unas horas hasta algunos días y se difumina a partir del tercer lavado con champú.
Lo ideal es elegir fórmulas hechas en base a ingredientes y esencias naturales como la madera de sándalo, el aceite de macadamia o la leche de damasco que es muy nutritiva, por lo que suaviza el cabello.
Es importante aclarar que existen casi 20 tonos distintos de estos productos que van desde el rubio hasta el caoba oscuro y sirven para darse un pequeño retoque de coloración de forma simple, eficaz, rápida y precisa, que permite esconder el efecto raíz, respetando la fibra capilar y posando el color con limpieza.
Este tipo de coloración es directa y está dotada de agentes cosméticos que permiten cambiar de look rápidamente, por eso es un producto lúdico, con una textura única y un perfume delicioso.
