EE UU deja de culpar a Lewinsky 25 años después del escándalo Clinton

Hace 25 años, las portadas de los diarios estadounidenses dieron a conocer a los ciudadanos un escándalo que marcaría la historia del país: el entonces presidente Bill Clinton (1993-2001) estaba siendo investigado por haber tenido un affaire con una becaria de la Casa Blanca.

Los hechos

La polémica, que desencadenó en un juicio político contra Clinton en el Congreso, cambió a su vez la vida de Monica Lewinsky, la joven de 22 años con la que el exmandatario sostuvo una relación y que se convirtió en el centro de atención de los medios.

En el 25º aniversario desde que su aventura con Clinton saltó a la luz pública, Lewinsky, quien se ha convertido en una activista en contra del acoso, reflexiona en una columna en la revista Vanity Fair sobre los cambios que la sociedad estadounidense ha experimentado desde que su nombre saltó a la esfera pública y lo que ha aprendido como persona.

El escándalo Clinton

«La mentalidad de culpar a la mujer ha quedado relegada con el tiempo», escribe la ahora activista. Asegura que en la actualidad los medios usan más el término «escándalo Clinton» para referirse a los hechos, en vez de «escándalo Lewinsky».

El movimiento MeToo propició que la sociedad estadounidense echara una mirada revisionista al escándalo, poniendo el foco esta vez en el expresidente, quien sostenía una posición de poder sobre la que era su becaria.

Publicación

En la columna, publicada recientemente, Lewinsky se lamenta a su vez del poder de las redes sociales. Señala que tienen un efecto “más devastador” en las vidas de las personas que están en el ojo público y se ven envueltas en escándalos.

Advertencia sobre amistades

La activista también aconseja a los lectores “escoger de manera cuidadosa a sus amigos”. Recuerda la “traición” de Linda Tripp, quien le entregó al fiscal independiente Kenneth Starr grabaciones en las que Lewinsky hablaba de su relación con Clinton.

La joven le contó sobre su relación con Clinton a Tripp, una compañera de Lewinsky en el Pentágono, a donde fue trasladada después de estar un tiempo como pasante en la Casa Blanca.

Su entonces amiga le sugirió también que conservara y no mandara a lavar un vestido azul. Lo había usado en uno de sus encuentros sexuales con el presidente.

Más adelante en la investigación, Monica entregó el famoso vestido a la Justicia, que utilizó una prueba de sangre del presidente Clinton para comprobar que una de las manchas era de su semen.
Las grabaciones llevaron a que Starr decidiera indagar en la relación entre la joven y Clinton. Meses después entregó un informe al Congreso, que decidió comenzar un proceso de juicio político (impeachment) contra el demócrata.

La chispa que desató la investigación

Antes de llegar a Lewinsky, Starr estaba investigando al entonces presidente Clinton por otro escándalo, conocido como Whitewater, relacionado con inversiones inmobiliarias, y por las denuncias de acoso sexual por parte de una exfuncionaria, Paula Jones.

Fue en esa última pesquisa en la que Lewinsky fue contactada por primera vez por la Justicia para dar un testimonio sobre Clinton. En él negó haber tenido una relación con el presidente.

Antes de declarar, la joven visitó la Casa Blanca por última vez y se reunió con Clinton. Este le instruyó a ser “evasiva” en sus respuestas.

Al recibir las grabaciones de Tripp, Starr decidió expandir el alcance de las pesquisas para indagar el affaire entre Clinton y Lewinsky.

El escándalo Clinton saltó a los medios

Posteriormente, el fiscal llamó a Clinton a testificar ante un gran jurado y el mandatario negó haber tenido una relación sexual con la entonces becaria.

Una semana después de su aparición ante la Justicia, el escándalo saltó a los medios de comunicación. Esto cambió para siempre la vida de Lewinsky y marcó la historia del país.